2 de noviembre de 2011

Desconfianza



La semana pasada acompañe a mi jefa a un evento social bastante importante en la cuidad. Se celebraba en un gran hotel de lujo en el centro y habían personas muy reconocidas del gobierno y la cultura china.
Se trataba de una recepción con un aperitivo y posteriormente un tipo de entrega de premios por la gente que dedica su tiempo a promover el país en la que también se tratarían algunos temas sobre como mejorar el promover la cultura oriental. Puesto que las relaciones internacionales es una de las tareas más importantes de mi trabajo, me interesaba asistir a este evento y aprender la forma de actuar de los orientales con respecto a estos temas, sus ideales, sus objetivos...
Estuvimos en la recepción, donde me presentaron a importantes personalidades, gente interesante con opiniones muy diversas sobre la mezcla de culturas. Me extrañó que en un evento de esta temática no asistiese nadie extranjero, pero preferí no darle mucha importancia a esto y disfrutar de esa magnífica velada.

Al terminar la recepción, nos dispusimos a pasar a un salón cuando dos policías me pararon. Me pidieron mi pasaporte y comenzaron a hablarme en chino. Mi jefa acudió a mi "rescate" enseguida, y empezó a hablar con ellos, yo no comprendía nada hasta que ella se dirigió a mi y me dijo que lamentaba muchísimo la situación pero no me dejaban entrar, por lo visto habían demasiadas personas relacionadas con el gobierno y se iba a hablar de temas que influían directamente con el país. 
Me quedé en el lobby bar del hotel tomando algo mientras se terminaba la ceremonia, poco más de una hora después mi jefa se reunía de nuevo conmigo, pidiéndome disculpas de nuevo y explicándome un poco más en profundidad lo sucedido. Me comentó que les había explicado a los guardias que debía pasar porque trabajaba con ella (mi jefa aquí es bastante conocida por todo el mundo) y era algo imprescindible, pero a pesar de su insistencia la policía negó rotundamente mi presencia. Me dijo que a pesar de la apariencia occidental que tenia Beijing, no debo olvidar nunca que se rigen por un gobierno comunista, y por lo tanto un régimen que por lo general es muy celoso en las decisiones que toma siempre que hayan extranjeros delante.
No los considero racistas ni mucho menos, por lo que he podido ver y vivir estas semanas, los orientales son personas muy hospitalarias y para nada he recibido una mala mirada desde que estoy aquí. Aún así, si que es cierto que en muchas ocasiones te hablan de un modo desconfiado, como si el explicarte cosas fuese algo que pudiese perjudicarles o algo similar... lo cierto es que me impactó bastante esta situación, pero a pesar de esto, voy a seguir intentando abrirme camino por aquí, esperemos al siguiente evento....

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